Ahorro y confort…

Puede ocurrir en días más fríos de invierno  que la calefacción no consigue alcanzar la temperatura ambiente deseada en nuestra  vivienda. Esto puede ser debido a un mal aislamiento térmico que afecta al confort y al consumo energético.

Para conseguir unas condiciones de confort en el interior  (20 ºC en invierno, según el Código Técnico de la Edificación) es necesario que la calefacción iguale las pérdidas energéticas que se producen a través de la envolvente del edificio. Estas pérdidas son directamente proporcionales a la diferencia de temperatura entre el ambiente interior y exterior. Por eso cuando la temperatura exterior cae, el salto térmico entre el interior y el exterior es mayor y al sistema de calefacción le cuesta más mantener el confort, o lo hace con un mayor gasto.

Aproximadamente el 30% de las pérdidas energéticas se producen a través de las fachadas, otro 30% por las cubiertas, un 20% por puertas y ventanas, y el resto por suelos y pérdidas debidas a las infiltraciones de aire.

Las pérdidas por fachada se pueden reducir drásticamente, hasta un 80 %. El aislamiento térmico en fachadas es barato, efectivo y duradero y ayuda a reducir notablemente la factura energética, mejora el confort interior porque homogeniza la distribución de temperatura interior, eliminando la sensación de pared fría. También, resuelve problemas de mohos y condensaciones superficiales. Funciona tanto en invierno como en verano, y alarga la vida útil de los sistemas de calefacción y refrigeración reduciendo los costes de mantenimiento y reparación.

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